Siempre es un placer escuchar a Adrián Iaies: solo, en dúo, en trío… En este caso se trata de un trío algo atípico: no hay batería (el típico trío para un pianista sería conformando la base rítmica de cualquier conjunto de jazz, con contrabajo y una batería). Mariano Loiácono en trompeta (ocasionalmente flugel) y Juan Manuel Bayón en contrabajo son los dos compañeros en esta búsqueda.
Es una formación elástica. De acuerdo al clima, al tempo de cada tema, Bayón puede hacer walking o tocar con arco, uno de los instrumentos puede llamarse a silencio dejando a los otros dos conformando un dúo, el piano puede tener una función más rítmico-armónica o ser quien cante la melodía. Cada pieza está tratada, desde el arreglo, de una manera diferente a las demás. Iaies compuso, arregló y tocó cada nota; y lo hizo con mucha creatividad.
Las melodías… Sí, es un disco de jazz con mucha melodía. La inventiva de Iaies sigue vigente, capaz de llevarnos tranquilamente de la mano o agitarnos en un bebop como el del primer track del disco, In a twelve mood. Hay lugar para baladas, como La casa vacía, track 5 o la muy romántica Solo París cuando llueve (10); para homenajes (a Mingus en el track 8, Un perro, un fusil y un contrabajo) y también para pequeños bonus como son las versiones “a mano alzada” de algunos de los temas.
Si tienen algún amigo melómano de esos que “no entienden” o “no les entra” el jazz, este es un buen disco para regalarles. Es música más allá de cualquier género o etiqueta: sensible, inteligente, sorprendente y conmovedora a la vez. Una pequeña gran obra maestra.
Club del Disco
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