Dueña de una voz inigualable por lo profunda y por las inflexiones que lograba con ella, y a la vez pianista excepcional, con un carácter temperamental y cierta vocación nómade, Nina Simone (1933-2003) fue un huracán dentro de la música negra (a ella no le gustaba que se hablara de jazz, vocablo al que llamaba “una palabra de blancos”). Así como eligió su nombre artístico, eligió cada paso que dio en su larga carrera. Nacida en Carolina del Norte, tuvo una buena formación como pianista clásica, y eso se percibe en la manera de tocar y en las múltiples posibilidades expresivas que se revelan en estas grabaciones en concierto.
Como si sus cualidades técnicas con la voz y el piano fueran poco, a eso Nina Simone le sumaba una muy personal manera de interpretar. Para ella la improvisación incluía el juego de variar, destruir y reconstruir los temas hasta hacerlos a veces irreconocibles. Dueña de los tiempos y los climas, en sus largas versiones iba llevando al oyente por diferentes mundos, usando para eso el amplio registro vocal y pianístico que poseía. En el dominio del instrumento, su toque podía ir de la sensibilidad pianística necesaria para tocar Chopin o Rachmaninoff al blues más salvaje. Pero lo más interesante, si bien la figura no puede ser más distante (en apariencia) es que, como en el caso de Bola de Nieve, Nina Simone brilla en la síntesis entre voz y piano.
Apenas acompañada por un baterista, dialogando con un público que parece no reaccionar, quizás con una mezcla de susto e incomprensión (quizás muchos francófonos no entendieran inglés, eso en 1976 es más que probable, ver on line el video de Feelings correspondiente a esta grabación), Nina juega a deshacer los temas, a desfigurarlos a la vista de todos. Aunque, también hay que decirlo, en ocasiones se muestra más formal y arremete con los temas de manera muy “educada”, o por lo menos eso parece en I Wish I Knew (track 4), un clásico. Y hay espacio para la improvisación total, como el track 6, llamado African Mailman.
Sugerimos prestar especial atención a la raíz del blues y el soul que asoma todo el tiempo en la voz y las manos de Nina Simone. El profundo corazón negro de la música norteamericana late en su música llena de vida. Y si bien por momentos viaja casi a la deriva, y toma préstamos de distintas músicas, en su raíz está ese blues, que se manifiesta con libertad cada vez que encuentra un resquicio.
Producido por Claude Nobs
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