Como en los viejos LP y casetes, al lado de cada título se adjunta la especie folklórica, lo cual se agradece y es a la vez un indicio de para dónde va este disco. Obviamente hay libertades, como cierto pasaje en la hermosa versión de La Telesita (track 2), pero Tuni Quinteto aborda formas tradicionales. La formación: violín, bandoneón, guitarra, bajo eléctrico de seis cuerdas y percusión, y los arreglos, con pasajes llenos de libertad que acercan al quinteto a otras experiencias dentro de la música popular, no son tan tradicionales, en el sentido de que no son nada conservadores.
La dirección del grupo y la mayoría de los arreglos son de la violinista. Violeta Bernasconi es la hermana que faltaba presentar en el Club del Disco, ya que los socios ya han conocido a Cecilia con dos CDs y a Gabriela con otros dos, más uno que se suma este mismo mes. Todo lo que se escucha en este álbum tiene pertinencia: no sobra ni una nota, y la sensibilidad parece estar todo el tiempo en su punto más alto, sin recurrir a piruetas virtuosas.
Hay diez piezas que van de lo más tradicional, como Le traigo esta flor, vidala anónima (6) a La equívoca (5), chacarera de Ariel Ramírez, pero sin recurrir a los clásicos de siempre. Salvo un par de tracks, el resto del trabajo aborda piezas que no son las más difundidas de sus autores. Enmarcando el disco, el inicio y el final son para dos piezas instrumentales firmadas por Bernasconi: Esa sonrisa, una diáfana cueca, y Desde entonces, que nombra al CD, y que es un aire de vidala, con algo de barroco temprano en su progresión armónica.
Como las buenas yerbas, este disco es muy aguantador: se puede escuchar muchas veces sin que se pierda el sabor...
Club del Disco
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