Sophie Lüssi nació y creció en Suiza, pero está radicada en nuestro país desde hace más de una década: aquí tocó en muchas formaciones, aprendió qué era eso del tango, se involucró en la música académica y, por supuesto, se hizo fuerte en el jazz, un idioma universal que ella habla con fluidez.
Si escuchamos sus trabajos anteriores (grabó con bastante frecuencia, por suerte) veremos que cada uno representa un lenguaje: hay uno para trío de cuerdas, otro para cuarteto, uno para trío jazz en el que ya participa el guitarrista Ramiro Penovi, etc. En Altas horas parece haber reunido todas sus influencias. Aquí el jazz manouche (ella es heredera directa del gran Stéphane Grapelli) dialoga con la música modernista del siglo XX, el folklore argentino y el jazz contemporáneo. Como si lo que antes estaba compartimentado ahora se hubiera reunido, como una síntesis de sus anteriores composiciones.
Hay que destacar la calidad de los músicos que integran el grupo: además del violín y la guitarra, se suman nuestros ya conocidos Frido ter Beek en saxo alto y barítono, Sebastián de Urquiza en contrabajo y Carto Brandán en batería. Un combinado internacional... Todo el quinteto participó activamente de la factura final de los temas, en especial Penovi, que es coautor de algunos tracks y arreglador de otros.
Todo el disco, sabiamente grabado, mezclado y masterizado por Florencio Justo, cuenta con pequeños interludios que funcionan como separadores entre tema y tema, y se llaman precisamente así: Interludios. Las piezas son todas originales a excepción de una sofisticada versión de I'll Remember April (track 15).
Difícil de etiquetar, con mucha influencia de lo que pasa en el jazz argentino pero también con todo el bagaje de la música europea y el peso del instrumento, siempre algo outsider para el género, Altas horas será sin dudas uno de los álbumes de este 2019 que promete ser rico en novedades discográficas.
Club del Disco
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