A no confundirse: Lucas Martí usa mucho de la estética de los '80 pero es una persona de esta época. Primero lanzó este EP en formato digital en todas las plataformas de streaming y luego fue la presentación formal en público. De la misma forma, su música tiene guiños constantes al tecnopop, pero las letras son actuales y hablan de situaciones propias del siglo XXI. No es posible ubicar este producto imaginariamente treinta años atrás; es hijo de su época.
Si bien desde hace unos años viene regresando lentamente el formato casete, sobre todo en nichos como el punk, siempre importados de remotos países, desde 2018 las fábricas de CDs (y ahora vinilos) argentinas también vuelven a ofrecer la manufactura. En este caso se trata de un producto hecho afuera. Tratándose de Lucas, no tenemos dudas de que, si bien puede ser leído al mismo tiempo como una ironía acerca de lo físico de la música, debe haber un gusto por la sonoridad del casete.
Yendo a la música propiamente dicha, el mismo autor lo definió como un compendio de sus trabajos de los últimos años. Pensado como un cierre, son seis canciones nuevas, que tienen muchas características de aquellas que encontrábamos en Las sombras que evadimos, El hijo principal o El gran desconocido popular. Compositor prolífico y admirado, en esta grabación vuelve a deslumbrar con maravillas como Comandante de fuego, o Lo atravesaste. Se trata de seis canciones muy parejas, en las que las voces de Sofía Viola y Julieta Brotsky, dos de sus cantantes preferidas, le dan el toque femenino que tanto desarrolló en su proyecto Varias Artistas.
Objeto para coleccionistas, curiosidad o inicio de un regreso triunfal, eso se sabrá con el paso del tiempo. Lo que podemos asegurar es que es un material musical precioso, que merece una escucha atenta e inteligente.
Club del Disco
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