Ese grito es todavía un grito de amor es una ópera de cámara dividida en 11 escenas, con música y libreto compuestos por Gabriel Valverde, sobre textos de Roland Barthes, de su libro Fragmentos de un discurso amoroso. A primera vista puede sonar extraño una ópera cuyo único protagonista sea el cantante y autor Gabo Ferro, pero no tanto si vemos el recorrido que éste ha hecho en los últimos años, con acercamientos tanto al teatro como a la música contemporánea. Gabo aquí declama, recita, pero también canta por momentos. Sin embargo, alineados junto al ensamble instrumental que dirige Juan Carlos Tolosa se encuentran Miguel Ángel Pérez y Virginia Majorel, cantantes con una situación neutral en lo que hace al drama.
La música de Valverde no es complaciente ni mucho menos: la figura de Gabo Ferro puede ser que haya acercado a esta representación a gente no habituada a las disonancias y búsquedas de la música de las vanguardias del siglo XX, pero nadie debe albergar esperanzas de que en esta ópera haya algún momento de intersección con la canción popular, ni por asomo. Los textos de Barthes sobre los que se sitúa Valverde para poner letra a la ópera, por otro lado, tampoco son versos diáfanos. Todo sería aún más inaccesible si no fuera por la bella puesta de Rubén Szuchmacher, que transforma la sala Carlos Guastavino de la ex Biblioteca Nacional, en un espacio teatral, y con pocos elementos y mucho equilibrio nos hechiza durante poco más de una hora.
No es un CD para escuchar plácidamente en el auto mientras se viaja a una playa de la costa atlántica. Es música que exige atención y, tratándose de una ópera, seguramente se gastará más rápido el DVD -que es el formato para ver ópera fuera del teatro- que el CD de audio. Sorprenderá a muchos la actuación de Gabo Ferro y el hecho de que esta sea la filmación y grabación de una representación pública, ya que la atención de los espectadores es enorme, casi no se escucha una respiración, ni una tos.
Un meritorio esfuerzo de la UNTREF, una casa de estudios pública que apuesta por formas no complacientes de la cultura y edita a un costo muy razonable este bello objeto.
Club del Disco
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