Don Olimpio es una idea de Andrés Pilar, pianista, arreglador y director del grupo. Noneto integrado además por Nadia Larcher en voz, Juampi Di Leone en flautas, Federico Randazzo en clarinete, Santiago Segret en bandoneón, Juan Manuel Colombo y Leonardo Andersen en guitarras, Diego Amerise en contrabajo y Agustín Lumerman en percusión, desde sus inicios en 2016 se han presentado solos y bien acompañados (por ejemplo por Liliana Herrero y Juan Quintero) en distintas salas de Buenos Aires.
Hay dos claves que explican el poder de este grupo grande, casi una big band folklórica. Una es la calidad de los músicos que participan: Juampi Di Leone o Santiago Segret no precisan presentación ya, pero todos los instrumentistas son excepcionales. Y la voz de Nadia Larcher, cantante predilecta de buena parte del ambiente del folklore y la canción argentina en los últimos tiempos, es tan distinta, con sus armónicos graves que le dan tanto cuerpo, como lo fue la de Mercedes Sosa al promediar los años '60. La otra clave pasa por los arreglos. Llenos de sensibilidad e imaginación, conjugan tradición e innovación. Hay sorpresas por momentos pero sobre todo muy buen gusto. Hay una buena mano para orquestar.
Quizás no sea un sonido festivalero. Es que todo se ha desvirtuado tanto en las últimas décadas que expresiones refinadas y verdaderas como esta parecen quedar a kilómetros de las grandes citas del folklore. Uno se pregunta (y esta incógnita debe aparecer también en la cabeza del joven y talentoso Andrés Pilar) qué sería del Chango Farías Gómez o el Cuchi Leguizamón, si surgieran ahora... ¿Llegarían al escenario de la plaza Próspero Molina en Cosquín, o su máxima aspiración en la era del autotune sería el de intentar llenar pequeñas salas para 100 personas?
Esta experiencia, elegante y poderosa a la vez, es heredera de los nombres ilustres que destacamos en los párrafos anteriores. Vale la pena dedicarle las dos orejas una buena cantidad de veces.
Club del Disco
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