De entrada nomás llama la atención la tapa del disco. Una batería en primerísimo plano: en un parche, con tipografía pop de los ‘50 se lee Pipi Piazzolla Trio, en otro: Arca rusa. Pero, ¿cómo? ¿No había una película con ese nombre? ¿Qué tiene que ver? La respuesta es sencilla: a la manera del film El arca rusa, que hace una década pasó por las salas de cine y que fue filmada en un solo plano secuencia, de principio a fin, este disco se grabó en una sola toma, con los temas unidos por las “transiciones” a cargo de diferentes instrumentos.
El trío lo completan nada menos que Lucio Balduini en guitarra eléctrica y Damián Fogiel en saxo tenor. Los dos aportan junto al Pipi temas y transiciones, pero un cuarto integrante (que no toca ningún instrumento) es el técnico de la grabación, mezcla y mastering, Facundo Rodríguez, protagonista fundamental en muchos de los más trascendentes discos de la escena local de los últimos años.
Como un viaje o una experiencia trascendental, este disco no puede cortarse o escucharse de a pedazos. Así y todo, hay momentos que se destacan, y hay espacio para los homenajes (del Pipí a su padre; a Tony Williams, ese gran baterista; a Armando Manzanero). Pero es más importante la continuidad y el flotar sobre la música que un tema u otro.
Inapropiado para el mercado del track digital, es un trabajo de la época en que la gente se sentaba a escuchar discos...
Producido por Daniel “Pipi” Piazzolla
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