Rosal editó ya 4 discos en 10 años de carrera, principalmente haciendo pop acústico, preciosista y con muy buenas letras. En este último lanzamiento, en soporte audiovisual y grabado en vivo, se los puede ver haciendo versiones jugadas; enfocando en lo que tocan y lo grande que pueden sonar con esa pequeña formación.
Aquí en Altas horas están en formato trío, con la delicada voz de María Ezquiaga al frente, siempre bien colocada en cada palabra, en cada frase. Las melodías atrapantes son su rol desde el canto, que es lo único que se oye extra a las guitarras. Martín Caamaño y Ezequiel Krononberg crean a la perfección el acompañamiento rítmico/melódico, armando climas muy cuidados.
Un ambiente lleno de musicalidad, en arreglos y en sutilezas. A la vez que se trata de una propuesta íntima y directa, se ve a los 3 músicos tocando en vivo, acústicamente, salvo por unas poquísimos agregados que hace su operador de sonido, lo que se escucha es muy amplio y abrasador.
Por su parte el trabajo visual es apropiado, en un registro de tipo casual, con lindas ideas que amalgaman con la música y ponen a los artistas en pantalla conectados con las canciones. Sumando juegos de imágenes y texturas de cierto enigma o ensoñación, que acentúan los conceptos y el glamour del grupo. Si bien tienen una temática común, cada tema maneja un tópico diferente como si fueran videoclips por separado; no es sencillamente un show en directo.
Los temas también se pueden ver de a uno por separado (disponible en el menú de opciones); como así también ofrecen un link para descargarse el audio solo para escucha. Son tan solo 8 canciones, que incluyen clásicos de Rosal -con autorías de Ezquiaga-, un sentido cover de Spinetta, más una versión de un tema de su amigo Lucas Martí (track 7).
Con muy buena poética y audacia compositiva, es como Rosal se ha ganado un lugar distinguido, mientras profundiza su idea de una música delicada. Excelente regalo para quienes gustan del más fino folk.
Dirección: Karín Idelson y Gaby Goldberg
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