Rodolfo Alchourrón (1934-1999) fue lo que se suele llamar un músico de músicos, eufemismo utilizado para indicar que alguien no alcanza la masividad pero es respetado y admirado por sus colegas. De precoz talento, tuvo formación académica y jazzera y muy pronto se destacó. Muchos lo conocerán por ser quien arregló Laura va en el primer disco de Almendra, como así también algunos de los simples anteriores del cuarteto del Bajo Belgrano. Esto ocurrió porque Alchourrón trabajaba ocasionalmente como arreglador para RCA, al mismo tiempo que escribía música para teatro y cine.
Notable guitarrista, nunca abrevó en un género o estilo definido. Su música elude los lenguajes estancos y toma del jazz la libertad, de la música de Buenos Aires cierta melancolía, de la música de tradición escrita la arquitectura de las formas. Lo que dejó escrito o grabado es una muestra de eclecticismo o, quizás, de la búsqueda de un lenguaje propio, no tomado en préstamo. Es muy probable que hoy su música entrara en el amplio marco del jazz argentino. Difícil saberlo, porque una enfermedad se lo llevo antes de que terminara el siglo pasado.
Y mucho antes, en 1972, luego de grabar el primer álbum llamado Sanata y Clarificación, el compositor encaró una ambiciosa obra, muy en el espíritu de la época, llamada La historia de un hombre. Y no sólo la ideó, sino que la escribió y la llevó al escenario, acompañado de notables músicos, entre ellos Litto Nebbia, quien no por casualidad completó y editó este disco ahora a través de su sello Melopea.
Con solo leer la nómina de músicos uno puede imaginar la admiración y respeto que generaba Alchourrón entre sus pares. Están varios de los nombres más importantes del jazz local, pero también otros provenientes de la música de tradición escrita y Nebbia, entonces muy metido él mismo en la fusión de géneros pero proveniente del recién nacido rock argentino.
La historia es narrativa y va desde el nacimiento a la muerte de un ser humano. Hay piezas con letra (que canta Nebbia), otras con canto pero sin letra, y finalmente música instrumental. Mucha de esta música fue grabada en 1973 y recién ahora se publica discográficamente. Otra fue grabada para completar la obra, en años más recientes.
La edición es bellísima e incluye fotos del programa de mano y la historia del proyecto, bien explicada. Es un objeto necesario para quien ame la música de este finísimo compositor e intérprete.
Club del Disco
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