Contraluz es un estado de ánimo es el tercer disco de la música y compositora porteña Sofi Álvarez. En él la canción contemporánea se concibe como intento, prueba o experimento; es una apuesta, una hipótesis a favor de la construcción de un lenguaje estético plural, que renuncie a la jerarquización de la voz cantautora –tan característica de la canción de autor– en pos de lograr una verdadera conversación de voces. Así, la guitarra y la voz de Sofi van cediendo espacio, habilitando zonas para la intervención de otros instrumentos y sonoridades no convencionales (trombones, cellos, ritmos electrónicos y más). Se trata a su vez de un disco que se debate entre zonas de oscuridad y de brillo, y en el que la mirada construye paisajes emocionales a veces filosos, a veces frágiles, pero siempre íntimos y profundos.
El disco tarda poco más de veinte minutos en recorrer sus siete canciones. Está pensado como un relato musical, con equilibrio y claroscuros. La artista, joven de verdad (no como esos artistas jóvenes de 40 años) es, además de compositora, Licenciada en Letras. Y, antes o además de cualquier título universitario, es poeta. Su imagen, o más bien su fotografía, nos retrotrae al pospunk neoyorquino de fines de los 70: campera de cuero, guitarra eléctrica y una pose desafiante que recuerda a Lou Reed o Patti Smith. Sin embargo su música es diáfana, en una búsqueda de la belleza casi pastoral, más cerca de Silvio Rodríguez que de Television. Melodías y armonías llenas de imaginación y una sobriedad en las letras redondean una lista de canciones con un buen gusto de carácter clásico.
Más allá de su imagen de poeta maldita, es su voz, trasparente y cálida, y muy comunicativa, la que va llevando el hilo del disco. Una producción preciosista, a cargo de Manuel Schaller, en la que todo gira alrededor de esa voz y de la guitarra eléctrica limpia, con intervenciones de samplers, electrónica y unos pocos arreglos de vientos (trombones, específicamente) y cellos en dos temas, es la clave de este álbum. El productor también tuvo a su cargo toda la factura técnica del disco: directo del productor a su casa...
La gráfica trae, como antaño, todas las letras de tal manera que una persona corriente pueda leerlas sin necesidad de lupa o microscopio. Es la oportunidad de descubrir a esta artista que emerge con la fuerza de su talento.
Club del Disco
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