Carlos Buono, bandoneonista y compositor de Junín, provincia de Buenos Aires, ya en sus ochenta años (recién cumplidos), entrega este brillante álbum bosquejado en pandemia, como él mismo apunta en las notas internas del álbum. Buono fue bandoneón de las orquestas de Alfredo Gobbi, Mariano Mores, Horacio Salgán, Osvaldo Tarantino, Osvaldo Berlinghieri y Julián Plaza, entre otras.
En el piano de su quinteto está otro bonaerense, el afamado Aldo Saralegui, de Lincoln: lo que toca en Los mareados, track 3, vale la pena realmente, pero en todo el álbum es fundamental su piano. En violín Matías Grande, de quien el Club del Disco lanzó en las plataformas digitales de música el álbum de su Quinteto Grande. En guitarra eléctrica otro monstruo como Edgardo Acuña, y Guillermo Ferrer en bajo. Buono armó un Dream Team, realmente.
La música escrita por Buono tiene un sello propio, aún cuando pueda haber por momentos reminiscencias piazzollianas. Pero el énfasis en su caso está más puesto en lo melódico que en el fraseo rítmico. Y conoce el vocabulario del tango a la perfección. El quinteto es una máquina perfecta, pero con inteligencia el artista separó el disco en dos partes, poniendo dos tracks en los que toca a dúo con el guitarrista Tony Gallo dos piezas suyas. La segunda, Milonga para Batato (track 6, dedicada a Batato Barea) con reminiscencias a la música de Brasil, es una joya.
Un trabajo que roza la perfección, con músicos de un nivel superlativo entregando lo mejor de sí. En poco más de media, el tiempo justo, Carlos Buono da una lección magistral de tango.
Club del Disco
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