En París hay varias estaciones terminales de trenes, algunas muy famosas como la Gare du Nord (de donde salen los trenes que cruzan por abajo el Canal de la Mancha o los que viajan a Bélgica y los Países Bajos) o la Gare de Montparnasse, por nombrar solo a dos. No hay una Gare du Sud, sino que es una invención poética de Pablo Murgier, cuya música parece viajar ida y vuelta de manera constante a la Argentina. En este trayecto lo acompaña un destacadísimo compatriota, el cordobés Minino Garay, quien se suma a este proyecto desde la batería y la percusión. Completan el cuarteto el bandoneonista siciliano Simone Tolomeo y el contrabajista francés Romain Lecuyer.
El grupo produce una música de difícil clasificación, con puntos de contacto con el tango, el jazz, el folklore latinoamericano y la tradición de música escrita del siglo XXI. O sea, algo complicado para las viejas bateas de las disquerías. "¿Dónde lo pongo?" preguntaría un hipotético disquero. Pero tiene un claro sabor argentino, tanto en lo melódico-rítmico, que incluye el fraseo del piano de Murgier, como en el toque de Garay (ver 2 Rue Corneille, un aire de zamba, track 3).
Murgier es un pianista con muy buena técnica y mucho conocimiento de los diferentes lenguajes. Y todo el grupo es muy versátil en ese sentido: pueden pasar de tocar algo folklórico argentino a hundirse en una trama de candombe con resonancias al prog rock británico si lo hubiera desarrollado Piazzolla, como es La Bergerie des Malassis (6).
Hay una cantante invitada, Vanina de Franco, en la juguetona Chanson cachette (5), una trompetista de sonido increíble, Rachel Therrien, en Meliquina (7), otra zamba que tiene algo del Cuchi Leguizamón, y la muy tanguera violinista japonesa Machiko Ozawa en Augurios (8). Las tres invitadas aportan lo suyo en sus intervenciones.
Se trata de un álbum exquisito, enraizado en el tango y el folklore pero con mucho florecimiento jazzero. Muchísima libertad para imaginar la música.
Club del Disco
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