Siempre inquieto, con ideas nuevas, Juan Cruz de Urquiza no deja pasar mucho tiempo sin entregar una nueva muestra de lo que está creando. Por eso estaba claro que el intervalo desde Lentes (2018), el antecesor de este nuevo disco, se estaba estirando demasiado, aunque cabe recordar que en el medio estuvo la pandemia. Al igual que en los dos álbumes anteriores, esta placa cuenta con seis pistas. Y el broche lo pone el propio Juan Cruz, pero entonando una melodía (y letra) propia, Desencuentro. Así es, el trompetista se anima a ponerle letra y voz a una melodía propia. Y lo hace muy bien.
Desde el arranque se percibe un foco puesto en lo melódico, con el juguetón Medias verdades (track 1). Característica que se reafirma con el tema que da nombre al disco, que canta magistralmente Juana Sallies. Última chance no solo es una canción, en la que la estrofa comienza luego de una muy breve intro, sino que además es una canción pegadiza, aún pese a la rara métrica. Bellísimo diálogo entre la cantante y los vientos de Juan Cruz y Lucas Goicoechea (tenor). Por debajo, como todo el tiempo la implacable base que conforman Ernesto Jodos, Sebastián de Urquiza y Sergio Verdinelli. Un Dream Team del jazz argentino, realmente.
En el crepuscular Esa tarde (3) todo comienza con el saxo a dúo con el contrabajo. De a poco se van sumando los instrumentos en una escritura con reminiscencias orquestales, pese al formato de quinteto. Ilusión en red (4) ofrece un genial solo de Jodos; mientras que Desde lejos (5), de carácter lírico, le permite explayarse a Juan Cruz sobre una base más regular. Por último, el cierre ya mencionado, con la voz del artista por primera vez registrada en un disco.
Se trata de un trabajo en el que la melodía prevalece sobre la complejidad rítmica y armónica características del compositor, que se acerca a la raíz de la canción en su búsqueda incansable de la forma.
Club del Disco
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