RESEÑA DEL CD
Luego del brillante 35mm, este el segundo disco firmado por Juan Fermín Ferraris, quien por otra parte tuvo y tiene actividad grupal por otros carriles. El pianista y compositor (que también canta, aunque no en esta grabación) vive y trabaja en La Plata, y este trío es íntegramente platense, ya que lo completan Diego Amerise en contrabajo y Pablo Bianchetto en batería.
Con un estilo muy reconocible en el que prima la función melódica, Ferraris presenta aquí diez canciones sin letra, y lo hace usando como medio el trío base del jazz. Desde un punto de vista conservador, si bien hay pasajes de libertad e improvisación, los puristas del género podrían decir que es dudoso etiquetar a esta música como jazz. Allá ellos.
En cambio, muchos podrán ubicar a Jogo entre los álbumes que representan a todo un sector del jazz argentino en el que se encuentran otros pianistas de la misma generación como por ejemplo el rosarino Pablo Juárez, o un poco más grandes como Esteban Sehinkman o Marco Sanguinetti, quienes toman la rítmica y la lógica del pop para construir ideas musicales, a veces versionando a los Beatles, The Cure, Radiohead o Gustavo Cerati; otras veces construyendo sus propios materiales inspirados en músicas no específicamente jazzeras. Más allá de las influencias comunes, este disco se inserta en una tradición, la del trío, que sufrió una fuerte renovación en todo el mundo en las últimas dos décadas.
La invocación a lo lúdico de la infancia se continúa en la elección de los nombres de los tracks y también en la gráfica del disco, en cuyo interior se insertan tres postales en las que podemos ver a los tres músicos con sus instrumentos hace muchos años. Sin embargo, no es música infantil ni por asomo, y no tiene tampoco una particular carga de melancolía. Se trata tan sólo de una invocación feliz, de un rescate de los más puro de la infancia: el juego.
Con menos instrumentos en danza (en su anterior trabajo Ferraris capitaneaba un quinteto) el piano queda más expuesto y eso le permite expresarse con elocuencia. La excelente calidad de la grabación permite escuchar las muchas sutilezas del contrabajo y la batería. El trío suena muy ajustado y siempre bajo control: no abundan los picos y el rango dinámico varía más cuando el piano queda en soledad, es decir por omisión de los otros dos instrumentos, que por otros factores.
Un disco para escuchar muchas, muchas veces. La fuerte personalidad musical de Juan Fermín Ferraris se adivina desde los primeros segundos y lo distingue de otras propuestas. ¡A no perdérselo!
Club del Disco
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