12 de noviembre de 1960, Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, en su antigua sede de la Manzana de las Luces, corazón de Buenos Aires. Allí toca el cuarteto de Horacio Chivo Borraro (saxo tenor), que completan Fernando Gelbard (piano), Jorge López Ruiz (contrabajo) y Eduardo Casalla (batería). Ahora son todas leyendas del jazz argentino, pero en ese momento eran jóvenes músicos (ninguno llegaba a los cuarenta años) y estaban dando sus primeros pasos, en una época en la que no era nada sencillo grabar un disco.
Hay que decir que tampoco era usual registrar conciertos; la técnica de grabación en vivo no estaba desarrollada. No se editaban álbumes de actuaciones con público a excepción de grandes orquestas tocando en salas de concierto piezas sinfónicas, pero en la música popular era absolutamente infrecuente. Muchas de las grabaciones en vivo que tenemos de los años anteriores a los '70 fueron tomadas de transmisiones radiales o televisivas, o sea que no fueron hechas ex profeso para ser publicadas como discos.
En ese sentido, estos cuatro largos tracks (cuarenta minutos exactos de música y aplausos) son un tesoro único. Nos permite acceder, más de sesenta años después, a un momento de oro del jazz argentino, cuando todo estaba por suceder, en un ámbito, el universitario, que también atravesaba uno de sus períodos más fértiles, que iba a durar hasta la triste Noche de los bastones largos, en 1966.
Tres standards y un blues firmado por Borraro constituyen el tracklist del disco producido por el pianista, Gelbard, que se dedicó a esa actividad desde su exilio de 1976 en California. Con predominancia solística del saxo y del piano (no hay solos de contrabajo ni de batería), el disco permite entender en qué lugar estaba Borraro más de una década antes de Blues para un cosmonauta, el disco que presentamos recientemente como Disco del Mes.
Un disco imperdible para los amantes del jazz y en particular para quienes estén interesados en la historia del género en la Argentina.
Club del Disco
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