Si bien en el ambiente de la cultura rock Lito Vitale era conocido desde fines de los '70 como un joven talentoso que era parte de esa familia autogestiva que eran los Vitale (los verdaderos independientes de la música, cuando nadie se llamaba así), su salto a la masividad, con recitales en estadios grandes incluidos, llegó durante la primavera democrática, de la mano del trío Vitale - Baraj - González, o el trío, a secas. En 1985, decir trío era referirse a ellos, sin más. Luego Lito proseguiría con el camino por todos conocido, hasta llegar a ser la figura que es hoy en el panorama de la música argentina: un denominador común o unidor, si se permite el neologismo, de distintas vertientes, capaz de tocar con David Lebón y con Abel Pintos en el mismo escenario, sin ningún conflicto.
Pero el trío, en algún punto, es su Rosebud, al que vuelve como quien se remontara al origen mismo de su madurez musical. En 2008 lo reunió en una formación 66,6% similar a la inicial: con Víctor Carrión, multiinstrumentista de vientos, en lugar de Marcelo Baraj. Curiosamente, en esta edición Lucho González, el notable guitarrista peruano-argentino, figura como invitado especial. Posteriormente, con el nombre de Lito Vitale Trío, y con Mariano Delgado en el lugar de González, otro 66,6% de este trío grabaría en vivo en el CCK Sangre nueva, que presentamos hace casi cuatro años.
Quizás por la inclusión de Lucho, este álbum suena más parecido al trío primigenio. Como siempre, Lito soluciona la falta de bajo con la pedalera (dicho así suena fácil, lo difícil es realizarlo) y guitarra y piano no compiten nunca por ser el instrumento armónico: se complementan con inteligencia y buen gusto. No en vano se trata de dos músicos que son grandes arregladores y orquestadores. Víctor Carrión es un fenómeno, porque une a su sanguínea musicalidad una destreza técnica muy difícil de igualar.
El trío es capaz de hacerse cargo de Piazzolla o Salgán y saltar a Paisajes de Catamarca (track 8) sin mayores problemas. Ubicado en un lugar que recoge la libertad del jazz, el desparpajo de la MPB de Gismonti o la influencia de la música progresiva de los '70, los tríos de Lito Vitale tienen siempre ese color tan reconocible en el aspecto tímbrico y esa bello juego con la rítmica.
Una oportunidad para descubrir este disco oculto, casi descatalogado.
Club del Disco
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