Aeronautas, que bien podría ser el nombre del grupo, es el título de este trabajo solista de Rodrigo Agudelo, guitarrista de quien ya conocíamos a nivel discográfico su dúo con Adrián Iaies, nada menos, y de muchos conciertos con diversas agrupaciones. Para grabar este primer registro de composiciones propias (se cuela por ahí una de Guinga), se juntó con tres extraordinarios músicos. Porque no es que sean muy buenos, son sobresalientes Tomás Fares en el piano, Sebastián de Urquiza en contrabajo y el estadounidense Rudy Royston en batería.
Con una mirada fresca sobre el jazz actual, incluyendo elementos de la música brasileña y cantando siempre con su guitarra con un sonido limpio y claro, clásico, Agudelo construye un disco de contrastes pero que cierra como una obra única. Contrastes porque varía de un clima íntimo como el de El adversario (track 3) al beat de Le caen lejos (7).
Uno de los guitarristas en los que es inevitable pensar al escuchar este cuarteto es Bill Frisell. No por el sonido, precisamente, sino por algunas progresiones armónicas y por los climas de Bohemia, que abre el disco, o el mencionado track 7. Es sorprendente entonces descubrir que Royston toca con Frisell... No deja de ser una casualidad, o un caso de afinidad. Todos se destacan, y si bien son mayoría los solos de Agudelo, conviene escuchar con atención lo que hace Sebastián de Urquiza en Peixe (4) o Fares en Le caen lejos.
Grabado en diciembre de 2017, lanzado en formato digital en 2019, llega ahora en 2002 el CD y vale la pena tenerlo, para escucharlo completo y con buen audio. Imperdible.
Club del Disco
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