A la manera de otras experiencias grupales en el mundo de la música (por nombrar sólo a dos casos conocidos, la Orquesta Típica Fernández Fierro y La Bomba de Tiempo), La Delio Valdez es una cooperativa, tiene su propia fiesta periódica y es una orquesta. Hasta allí, las similitudes. Sin dudas lo que distingue a este conjunto de músicos es que se abocan a la cumbia: un género muy específico que conocen de memoria.
Hablar de cumbia en la Argentina implica viajar hacia la década del '50 y '60, cuando los discos trajeron la cumbia colombiana, en primero lugar. Luego llegarían también grabaciones de la cumbia ecuatoriana y, como es lógico, llegaría el momento en que la cumbia echaría raíces en el país. Ya nadie duda en hablar de la cumbia santafesina, surgida a mediados de los '60, de la que Los Palmeras son el máximo exponente. La Delio Valdez hereda algo de esa tradición, con el uso de la guitarra eléctrica bien adelante, por ejemplo. Sin embargo, su sonido es una mezcla de influencias variadas.
En Sonido subtropical, su cuarto álbum, presentan toda música de su autoría. Las voces de Manuel Cibrian y Pedro Gabriel Rodríguez, más los invitados permanentes Ivonne Guzmán, de Colombia y Black Rodríguez Méndez, le dan a cada canción, con autoridad, su toque justo. Los ajustados arreglos de los vientos, y un sonido general que remite un poco al sonido de los años '60, completan un trabajo festivo y que invita a bailar.
Como bonus track, la participación del Chango Spasiuk en La cosecha (track 10) y, lo más llamativo, el recitado de Tati Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en Santa leona (6), completan un disco al que no le falta nada.
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