Es como un disco de los de antes. Cuando había que dar vuelta el LP o el casete. La cantidad de canciones, la duración y algo de la sonoridad y de lo directas que son las canciones remiten a la era en que la edición de un disco cada año de los grupos y solistas más conocidos no era un acontecimiento único sino parte de la mecánica de trabajo de artistas y sellos.
Desde el punto de vista de la música, hay en este trabajo material propio y ajeno. El enfoque de Aca Seca Trío es siempre el mismo: predominan las voces (qué maravilla que los tres canten tan bien, cada uno dentro de su estilo), suena todo relajado y natural a tal punto que cuesta adivinar que está pautado y qué no, se nota que se conocen mucho y confían en los compañeros. Hay en este disco cierto acercamiento a lo uruguayo, o a lo litoraleño, para ser más amplios. No está dado sólo por la aparición de Hugo Fattoruso entre los autores. Tiene que ver con los acompañamientos, sobre todo en la rítmica. Pero hasta en Ir yendo (track 3), de Edgardo Cardozo, parece haber un eco de Eduardo Mateo y Esa tristeza.
El agua, el río, están presentes también en las letras y músicas de Sebastián Macchi, Jorge Fandermole (fantástico su Puerto Pirata, track 5). Hay dos canciones de Juan Quintero (maravillosa Paseo, track 2) y un tema instrumental, o más bien sin letra (el único del disco) de Andrés Beeuwsaert, y no falta el final bagualero a tres voces, tan identificatorio de este grupo que ya lleva casi dos décadas sobre los escenarios. En La cigüeña (6) también hay bellas armonías vocales.
Un hermoso trabajo, con la búsqueda de la belleza como norte. Para escuchar una y otra vez: hay un trabajo tímbrico delicado que requiere de varias escuchas (recomendamos auriculares) para un buen disfrute.
Club del Disco
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