Lentes es un nuevo trabajo de Juan Cruz de Urquiza, un músico en el que es muy difícil separar al compositor y arreglador del intérprete. Son seis piezas llenas de maestría, una condensación de lo que viene pensando en los últimos años. Lentes que permiten ver mejor, que amplían una frase, un motivo, una célula, y nos permiten meternos dentro de los sonidos.
El septeto que armó el trompetista para ejecutar esta música tiene guitarra eléctrica en lugar de piano en su base rítmica. Se trata de Juan Filipelli, que usa pedales (una ligera distorsión) que por momentos lo acerca tímbricamente a los vientos. Eso le da a todo el trabajo un color distintivo. Otra característica de la formación es que conviven músicos de distintas generaciones: la experiencia de Sergio Verdinelli (batería) con la juventud de Sebastián de Urquiza (contrabajo).
Los temas son presentados y llevados (no siempre, pero casi) por los vientos. Al lado de Juan Cruz están Lucas Goicoechea (saxo alto), Pablo Moser (saxo tenor) y Franco Espíndola (trombón). Esos momentos de tutti le dan textura de quasi big band, pero luego, durante los desarrollos de los temas, el trabajo de orquestación se parece más al de un septeto de cámara de música contemporánea.
Jugando a agregar y quitar instrumentos, el compositor logra climas y dinámicas distintos (ver por ejemplo el dúo de contrabajo y batería que sucede cerca del final de Trapos colgantes, track 1). Lentes que amplían; lentes que permiten enfocar de diversas maneras los objetos; lentes que filtran; lentes que modifican las imágenes. Una misma pieza pasa del swing tradicional, con walking y todo, a secciones cercanas al free jazz de lenguaje atonal y rítmica rota.
Juan Cruz de Urquiza entrega un disco lleno de novedad, con secciones leídas y otras de libre improvisación; con armonía tradicional y atonalismo, con algo de rock y momentos de be bop. Como si toda su experiencia, el disco con versiones de Charly García, las sesiones de tributo a Miles Davis, el rodaje con este septeto y también sus colaboraciones con otros artistas estuvieran condensados aquí.
Si se puede llamar jazz a esta música es por el alto grado de libertad que hay, tanto en la composición como en la interpretación. Todo está tan ajustado, tan vivo y bien tocado a la vez, que cuando al final de cada track escuchamos los aplausos del público nos cuesta creer que lo escuchamos se grabó en un concierto único.
Club del Disco
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