En 1999, una joven Mariana Baggio se lanzó a la aventura de grabar un disco, de manera independiente, para plasmar mucho de lo que iba surgiendo en las clases que daba a sus pequeños alumnos de música. Con una ayudita de algunos mayores muy conocedores como Luis Pescetti, Judith Akoschky y Pepa Vivanco y la colaboración de otros talentosos músicos, grabó el primer registro de Barcos y Mariposas.
Pronto el disco se transformó en un clásico, no sólo en las casas donde había niños, sino también entre los profesores de música de jardín de infantes y primaria, por la apertura generosa hacia nuevos ritmos, la experimentación con copas, llaves, juguetes (lo que se llama, luego de Carmelo Saitta, "cotidiáfonos") y por la frescura de sus letras. Salvando las distancias, Mariana Baggio fue una suerte de María Elena Walsh del nuevo siglo para muchos niños (y sus padres), aunque con el acento más puesto en la calidad musical que en la excelencia de la poesía, lo cual es perfectamente comprensible viendo el origen de una y otra.
Ahora esa primera generación de infantes expuestos a Barcos y Mariposas tiene alrededor de 20 años, y pronto -si es que no está ocurriendo ya- serán sus hijos los que escuchen los cuatro discos de esta serie, más sus hermanos DVDs, libros con CD, etc. Es un buen momento para recuperar este disco, en una nueva versión gráfica en digipack de cartón, y con el audio remasterizado.
Acá comenzó todo: la clásica canción alla Orozco con una sola letra; las canciones más varoniles, en este caso, piratas; aquellas más soñadoras; el blues más corto del mundo y mucho, pero mucho más...
Club del Disco
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