Este disco está compuesto por una serie de tangos nuevos, todos ellos con letras escritas (a solas o en colaboración) por Osvaldo Bayer, quien no necesita mayor presentación, pero que gracias a sus escritos sobre las luchas obreras de la primera mitad del siglo pasado es reconocido como un vindicador de los románticos anarquistas de nuestro suelo. Así, obsesiones históricas de Bayer, como los mártires de la Patagonia, Simón Radowitszky, Severino Di Giovanni y otros, pasan bajo la forma de tangos, milongas, valsecitos criollos y también, por qué no, formas populares más recientes, como murga uruguaya y rap. La base, siempre, es el tango.
El tango lo aporta el Quinteto Negro La Boca, que es la formación que produjo este álbum pletórico de invitados. Entre los que se acercaron a participar de la grabación hay una murga uruguaya de las más conocidas de este lado del río, Falta y Resto, y la Orquesta Típica Pedro Laurenz, con su primer violín Pablo Agri. También se arrimaron para aportar sus talentos Rubén Lobo (percusión), Malena D’Alessio (voz de las ex Actitud María Marta), y una larga lista de músicos. La tapa y el póster son dibujos de Rep.
Osvaldo Bayer es parte fundamental de esta obra conceptual: no sólo escribió los textos sino que también puso su voz grave y segura al servicio de la causa. A veces recitando textos, como el introductorio, que son una síntesis de las ideas libertarias; otras, con breves pero terminantes afirmaciones. Su voz además parece inspirar la interpretación de los cantantes, como en el vals Las putas de San Julián, en el que el cantante Sebastián De Mattei (coautor de la letra) con su voz ronca parece un alter ego del periodista.
Más allá de lo ideológico el disco se disfruta por la calidad de las composiciones, interpretaciones y sonido. La producción, muy alejada de cualquier atisbo de clandestinidad, tiene todas las características de la industria musical más profesional (por cómo está hecho y por los estudios en que se grabó), pero conserva el espíritu colectivo y, en el diseño gráfico, hay todavía cierto aroma a prensa artesanal, al menos en lo tipográfico.
Una producción que está mucho más cerca del homenaje que de la lucha callejera. Una obra de arte popular.
Club del Disco
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