Se canta, se produce, se graba mucho "nuevo" folklore en la Argentina. En cada ciudad (es un fenómeno esencialmente urbano) surgen autores e intépretes que quieren seguir los pasos del Negro Aguirre, de Juan Quintero y Luna Monti, a la vez que respetan y profundizan en autores anteriores como el "Cuchi" Leguizamón y Raúl Carnota, que han renovado el repertorio y la manera de acercarse desde otras tradiciones a la cancionística argentina. Dentro de toda esa marea interesantísima de nuevas canciones, aparecen valores genuinos cada tanto, a los que hay que prestarle un poco más de atención porque además de ser parte de un movimiento, tienen algo nuevo para decir. Este es uno de esos casos: Mariano Clavijo tiene una voz privilegiada (es un lugar común que cada tanto se lee por ahí, pero esta vez es verdad), un buen dominio de la guitarra y un conocimiento de los ritmos tradicionales del país. Cordobés, como José Luis Aguirre (a quien presentamos hace un par de años), se luce en las chacareras y en las zambas, principalmente. También es un punto muy alto del disco la Tonada amanecida. Están muy bien escritos y tocados todos los arreglos del disco. Quizás una pequeña crítica que se le podría hacer es a la toma de las guitarras, demasiado limpias en el sonido, pero es un detalle que casi no se percibe, salvo en oyentes fanáticos...
No desprovisto de ingenio en las letras, la sensibilidad de Clavijo parece llevarse mejor con las zambas, chacareras, bailecitos o huaynos que con los ritmos rioplatenses. En ¡Gila!, único tango del CD, se escuchan ecos de ¡Chorra! (pero al revés en su crítica impiadosa; no es el hombre acá el único gil). Es correcto, pero no está a la altura de sus picantes chacareras. La gráfica del disco es bella, lujosa e inteligente a la vez, por lo que está de acuerdo con las características de Clavijo. Un cantautor para conocer, que esperamos recorra el país con su guitarra muy pronto. Por ahora es un lujo al alcance de los cordobeses solamente.
Producido por Mariano Clavijo
Comentarios