Entrevista a Pablo Dacal

Razones sensibles

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Según Pablo Dacal, autor de El corazón es el lugar -nuestro actual Disco del Mes-, el corazón es el lugar de la sensibilidad, pero también de la imaginación, la creación y la razón. Conversamos con él y nos contó cómo se fue gestando este trabajo fuera de lo común que ofrecemos con alegría a todos nuestros socios.

¿Cuándo llegaste el concepto general del disco y su repertorio?

Al terminarlo. Tenía otro disco entre manos que estuve preproduciendo durante algún tiempo, pero las cosas cambiaron y me entregué de lleno al color criollo, conmovido por el encuentro del trío de guitarras con mis canciones, en medio del fervor generado por un par de largos encuentros con los amigos en Barracas, eventos experimentales en que armamos diversos grupos y proyectos fantasmales con Sebastián Volco, Nacho García, Julio Sleiman, Pablo Malaurie, Andi Ravioli, Leandro Jacob y todos en La Dulce, nuestro búnker en el sur. Allí debutamos con un trío que luego fuimos desarrollando y se transformó en el esqueleto sonoro del disco, con su repertorio y posibilidades, colores y texturas limitadas por un poder expresivo arrollador. El título fue mi norte, desde un comienzo: una frase impresa, un idea en movimiento, una canción y ahora un disco, un refugio y un mantra.

¿Cómo y dónde se grabó?

En El Globo Rojo, estudio de Julio Sleiman en Parque Patricios. Sobre las tomas iniciales del trío de guitarras construimos el resto, los diferentes colores de la paleta, buscando los tonos poco frecuentes: viola da gamba, fiddle-diddle, serrucho o el clarinete en manos de Melingo. Sumamos los graves, el ritmo necesario y la voz al frente, con una ayuda de mis amigos y el dulce canto femenino. Cada condimento fue largamente meditado y conversado, muchas ideas y canciones quedaron en el camino.

¿Cuál es tu relación con la tradición de la música ciudadana? ¿Y con la música campera?

La común a todo porteño de clase media ilustrada y barrial: el canto de los abuelos en la cocina, el silbido del portero por la mañana, los amigos del conservatorio en la primera juventud, las correrías en el barrio de Almagro. Siempre fui un escucha atento y curioso, y tuve el honor de aprender muy cerca de Liliana Herrero, Leda Valladares, Ricardo Capellano y Juan Falú, entre otros, en diferentes tiempos y lugares, por diversos motivos y con la misma suerte, allá lejos y hace tiempo.

¿A qué o a quiénes consideras tus mayores influencias en la canción?

Lo que suena en la calle, la canción argentina y mundial, mis colegas contemporáneos, la tradición de rock porteño, la canción rosarina, los trovadores sin tiempo, los primeros cancionistas del siglo XX en el Río de La Plata, los beatniks de cualquier sitio.

¿Cómo es tu forma de trabajo compositivo? Si tenés alguna en particular...

No tengo método. Las canciones vienen cuando quieren, y algunas sensaciones traen su canción a gritos. Escribo mucho y compongo poco. Siempre voy con mi libreta, escribo y algo queda, que después canto y reescribo. Sé reconocer cuándo una canción necesita ser escrita, también cuándo está terminada y hay que dejarla descansar hasta salir a escena.

¿Podés contarnos algo sobre la presentación gráfica artesanal que acompaña el disco?

Leandro Jacob tiene un taller de impresión análoga en Boedo y desarrolla el oficio desde hace varios años. Juntos hemos tramado muchas cosas en los últimos tiempos, entre ellas discos, carteles, frases e ideas, pensamientos y estudios del tao. Esta edición es parte de una serie de reflexiones sobre el mercado cultural, la industria musical arrasada y los oficios terrestres. Impreso a máquina, doblado a mano, hay que intervenir para encontrarlo y aún más para volver a guardarlo.

¿Dónde y cómo recomendás escuchar el álbum?

Por la mañana y en movimiento, donde sea.

¿Cuál creés que es el lugar del corazón en la música popular argentina?

Se lo ha utilizado para nombrar el lado sensible, y quiero destacar que es también un motor que bombea sangre al cuerpo para que crezca, viva, accione, piense, trabaje, imagine. Esta en el interior, más allá de los músculos que sostienen el tejido cultural, inventando una razón a cada paso y alimentándose de las pasiones.

> Leé y escuchá El corazón es el lugar

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